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El III Juego Literario alcanza su ecuador

A partir del libro Espantajos, de Alekos, Rubén Martínez enseña a los niños que escribir epitafios puede ser divertido. Asimismo, anuncia una gran sorpresa para el próximo taller.

Para hablar de epitafios, primero hay que saber qué significa la palabra. África, alumna de 4rto curso de primaria de l’Escola Lluís Vives, fue la encargada de buscarla en el diccionario y de leer su definición: “Inscripción en una lápida”. Y es que no hay nada con lo que las palabras no puedan jugar, como hizo Alekos en el libro Espantajos, hablando de la muerte sin dramatismo.

Los alumnos crearon primero epitafios (que no dejan de ser versos rimados y, por tanto, poesía) de su promotor literario, Rubén Martínez. “Rubén era muy valiente, cuando murió le quedó un solo diente”, “Rubén murió con su corbata, junto a una rata” y “Murió en 2033: antes le veías, ahora no lo ves” fueron los más celebrados.

Antes de proceder a la lectura de un cuento de Espantajos, Rubén explicó a los chicos y chicas que la muerte tiene muchos nombres: “la pelona”, porque su cabeza no tiene pelos, o “la huesuda”, porque está muy delgada. El cuento escogido se llamaba, precisamente, “La huesuda y el borrachín”.

Luego fueron los niños los encargados de escribir sus propios epitafios y de entregárselos después a un compañero para que lo guarde hasta que haga falta. Todos entraron en el juego alborozados. Algunos ejemplos: “Aquí yace Josep Valderrama que murió asesinado en su cama”, “Denisse era como el mar y aprendió a amar”, “Murió a los setenta y le encantaba la menta”, “Me llegó la muerte que fue muy fuerte”. Hubo quien incluso dibujó una lápida.

La sesión, como se ve, transcurrió por cauces mucho más cómicos que trágicos. Después de anunciar una gran sorpresa para la próxima semana, Rubén aconsejó a los niños qué tienen que decirle a la muerte si se tropiezan con ella: “Adiós, Pelona, conmigo no va la cosa”.

El Juego Literario de Barcelona, organizado y patrocinado por la Fundació Jordi Sierra i Fabra, cuenta con la colaboración de Casa Amèrica Catalunya, el Ayuntamiento de Barcelona, la Red de Bibliotecas de Barcelona y el Ministerio de Cultura y con el apoyo de la Fundación Taller de letras Jordi Sierra i Fabra de Medellín y la Alcaldía de Medellín.
 

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